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La calidad del agua es una de las columnas vitales en el proceso para formar el concreto y, consecuentemente, en el endurecimiento de cualquier construcción. A continuación, se describe la significación del uso de agua de alta calidad al producir este material, así como las implicaciones que puede ocasionar su ausencia en el comportamiento y resistencia de las estructuras.

El papel esencial del agua en la mezcla del concreto

El agua actúa como catalizador en la hidratación del cemento, activando los componentes químicos esenciales y facilitando la transformación del material en una estructura compacta y resistente. La proporción y pureza del agua determinan directamente características como la dureza, resistencia a cargas y durabilidad del concreto una vez curado.

Características que definen un agua apta para el concreto

Para asegurar un concreto de calidad, el agua debe cumplir con criterios exigentes que impidan interferencias en el proceso de hidratación:

  • Pureza y ausencia de contaminantes: El agua no debe contener materiales orgánicos, aceites, ácidos, alcalis, sales solubles u otros agentes contaminantes que puedan deteriorar la estructura del concreto.
  • Bajo contenido en sólidos disueltos: Niveles elevados de sales o minerales pueden alterar la proporción de la mezcla y afectar negativamente la integridad de la pasta de cemento, propiciando fisuras o corrosión.
  • Ausencia de microorganismos: La presencia de organismos biológicos, como algas o bacterias, puede comprometer la cohesión del cemento y favorecer procesos de corrosión en las armaduras.
  • Control de temperatura: El agua demasiado fría retrasará el fraguado, mientras que una demasiado caliente lo acelerará, haciéndolo difícil de controlar y creando potenciales errores a nivel de la estructura final.

Consecuencias del uso de agua de mala calidad

Escoger un agua que no sea lo suficientemente buena puede provocar graves defectos en la construcción:

  • Reducción de la resistencia estructural: El agua contaminada perturba la hidratación del cemento, reduciendo la resistencia final del concreto a las cargas, lo que puede afectar la seguridad de la estructura.
  • Incremento de la permeabilidad: La mayor porosidad originada por impurezas facilita la penetración de sustancias agresivas, favoreciendo la corrosión de las armaduras y acelerando el deterioro del material.
  • Fisuras y deterioro prematuro: La reacción de ciertos compuestos químicos en el agua con el cemento puede crear fisuras tempranas, especialmente importantes en entornos sometidos a condiciones climáticas extremas.
  • Degradación progresiva: El uso constante de agua inadecuada conlleva a una pérdida progresiva de las propiedades mecánicas del concreto, acortando su vida útil ante factores externos como las fluctuaciones de temperatura, el viento y la humedad.

Medidas para garantizar la calidad del agua durante la construcción

Para garantizar un buen mezclado y el mejor comportamiento del concreto, es preciso instaurar un riguroso control de calidad del agua:

Pre-análisis:

Realizar en el laboratorio pruebas que acrediten la ausencia de contaminantes, sólidos disueltos y microorganismos antes de incluir el agua en la mezcla.

Filtro de fuentes seguras:

En la medida de lo posible, se debe recurrir al agua tratada o potable; si se tienen que utilizar otras fuentes, como los pozos o los ríos, estas deben ser debidamente estudiadas para garantizar su idoneidad.

Monitoreo continuo durante la construcción:

El monitoreo regular de la calidad del agua durante el curso del proyecto es esencial para asegurar los estándares necesarios y garantizar que el concreto retenga sus características deseadas.

Asumir métodos rigurosos en el tratamiento del agua no solo maximiza el rendimiento del concreto, sino que también aumenta la vida útil de las estructuras, garantizando la inversión y la integridad de cada proyecto de construcción.

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